Mientras crecíamos, no siempre pudimos estar protegidos frente a las agresiones externas que nos rodeaban, fue inevitable tener experiencias a lo largo de nuestros años. Algunas nos dieron un pequeño susto, pero otras nos aterrorizaron y marcaron nuestras vidas. Algunos niños, cuando les pasa algo malo, enseguida expresan su frustración. Gritando, dando patadas, etc. Pero otros niños, asustados por lo que les pasó, guardan esos sentimientos dentro de sí mismos. Y eso es un grave error porque van creciendo con miedo a todo lo que les pase y su valor propio lo van perdiendo.
Te contaré una historia:
“Victoria, una mujer admirada por los demás, poseía una buena educación, un buen empleo, hijos y un marido que la apoyaba. Esta mujer, tenía pesadillas constantemente, le daba miedo acostarse sola, acostumbraba a tener poca autoestima y le rondaba a menudo por la cabeza la idea de suicidarse.
Un día, decidió ir a terapia porque no podía más con su depresión. Hubo muchas preguntas, mucho que contar, mucho que expresar. Pero solo una cosa pudo aliviar su dolor, la terapeuta consiguió que desde su interior afloraran recuerdos sepultados de su infancia. Había sido víctima de abusos y amenazas físicas en una fase de su vida. Por su gran sentimiento de culpa, había reprimido y sepultado dentro de ella este pasado que quiso olvidar.
Para ella era muy importante que esos recuerdos vinieran de nuevo a su cabeza aunque fueran dolorosos, ahora ya sabía la razón de esos miedos que parecían no tener fundamento. Descubrió que su depresión venía de ahí, de esta manera pudo emprender el camino a su curación”.
Tus miedos son pistas que indican que tienes cosas dentro de ti que necesitan una cura. Los miedos sin resolver pueden debilitarte y llegar a amenazar tu vida. Ten el coraje y el valor de encontrar la raíz de esos miedos que ensucian tus pensamientos, será el primer paso para ver lo que realmente eres, un triunfador, alguien libre de limitaciones y capaz de vivir la vida con el máximo potencial.
Si experimentas miedos que al parecer vienen de la nada (miedo a mirarte en el espejo, miedo a relacionarte con gente, miedo al fracaso, miedo a expresar tu opinión, etc.) entonces, hazte un regalo a ti mismo. Descubre el origen, cuando encuentres la raíz de esos miedos podrás descubrir la forma de superarlos. Por último, busca a alguien que te ayude a encontrarlos, alguien con el que te sientas seguro y sea de confianza para ti. Dejar que otros te alienten en ciertos momentos te ayudara a sanar más deprisa.
Un saludo,
Elías Berntsson
Elías Berntsson